Hugo Lloris, el arquero de Francia al que Pochettino sacó de la tristeza y es el último escollo de la Argentina hacia el título mundial
Francia fue campeón mundial por primera vez con un arquero de una personalidad exuberante, arrolladora en sus intervenciones. Fabien Barthez le imprimía elocuencia a cada una de sus atajadas. La campaña al título de 1998, obtenido como local, quedó grabada por el ritual previo a cada partido: el capitán Laurent Blanc le besaba la cabeza calva a Barthez. La superstición dio el mejor resultado.